Por otro lado, quisiera que reflexionaseis sobre la siguiente cuestión: parece que si cualquiera habla de estos temas, ha de ser respetado, pero si lo hace un sacerdote, entonces pensamos
que nos quiere comer la cabeza, nos quiere engañar, suena a rancio y trasnochado. Quisiera que mis palabras las leas desde la siguiente óptica: escribe un creyente que se ha formado durante muchos años en estos temas y tiene una titulación universitaria superior
que lo avala. Además, es una persona que ha dado suficientes muestras de tolerancia y respeto y lo sigue haciendo.
En primer lugar: el lema de los escolapios es “Piedad y Letras” es decir, “ciencia y fe”. Este es el lema y el sentido último y profundo de todas las Escuelas Pías, fundadas por Calasanz en
plena contrarreforma de la Iglesia. Recordemos que en todo el mundo, en ese turbulento siglo XVII, se estaba dando un movimiento de reorganización social de los estados producido por la reforma protestante realizada por Lutero. El concilio de Trento promovió
una serie de respuestas institucionales dentro de la Iglesia, y por lo tanto, en la sociedad de entonces (recordemos que en esa época Iglesia y Estado estaban íntimamente unidos). Una de ella promueve la formación del clero. Hasta esa época, la mayoría de
los cristianos lo eran por efecto sociológico, es decir, el estado era cristiano y todos los ciudadanos también, pero no por convencimiento o fe, sino por inercia y/o imposición. Este efecto lo seguimos padeciendo en países como el nuestro: todos, o casi todos,
somos cristianos porque es una tradición en nuestra sociedad. Pero ya sabemos que estar bautizado (ser cristiano) no es necesariamente ser cristiano. Esta es el primer error que muchos cometen. Piensan que por el hecho de estar bautizados ya están capacitados
para hablar de catolicismo y religiones, sobre todo porque piensan que la religión cristiana se reduce al contenido de las catequesis que recibieron de niños. Esto lo digo muy en serio: a lo largo de mi vida he tenido que dialogar con personas que, de una
forma visceral en algunos momentos, me discutían elementos nucleares de la fe argumentando tesis sacadas de los libros de texto de la catequesis de la primera comunión o de lo que se “dice y se comenta” en las tertulias de sobre mesa de muchos hogares. Por
lo tanto, no todos los bautizados son cristianos y no podemos tratarles de esta forma; ni todos los bautizados tienen una formación mínima y rigurosa en su propia fe.
Es segundo lugar, esta contrarreforma de Trento tiene una concreción en el renacimiento de la ciencia. Digo renacimiento de la ciencia, porque ya en época griega, muchos filósofos eran grandes
científicos. Esto, históricamente tiene un efecto en la sociedad que, falta de formación, ve peligrar sus creencias. La teoría evolutiva atenta contra el relato de la creación del génesis, por ejemplo. Pero cualquier persona formada sabe que el relato de génesis
es una metáfora de la creación y que la teoría de la evolución no puede negar que para el surgimiento de la vida hubo de incurrir un elemento para el que no hay explicación científica, producto de un efecto “sobrenatural” es decir: no explicable empíricamente.
En este ambiente, las Escuelas Pías intentan ser testimonio que la ciencia y la fe son compatibles. La fe es razonable, es decir, contiene unos elementos que la explican (por qué creemos en
Jesús, como entendemos a Dios como Trinidad, cual es la concepción del ser humano, como es la relación entre Dios y el ser humano…) todo ello es explicable. Y por otro lado, como la ciencia nos ayuda a entender la naturaleza, el mundo que nos rodea y como
funcionan las dinámicas naturales. Desde el inicio, las Escuelas Pías han realizado un esfuerzo, no siempre entendido ni valorado, por explicarle al mundo que la ciencia no es algo contrario a la fe, ni la fe puede ser relegada a un ámbito privado en la persona
y la sociedad, endiosando a la ciencia, pues es algo que, vivido en profundidad y no de forma sociológica, configura a la persona entera.
Por lo tanto, el segundo error es considerar que la fe se reduce a una serie ritos, creencias (como mucha gente cree o manifiesta en la religiosidad popular), mandamientos o preceptos que
hay que asumir y/o cumplir. Es mucho más. La fe es una experiencia, una forma de entender al ser humano y de entender el mundo apoyado en un Dios que es Amor y que nos ha creado para que vivamos en este mundo. Un Dios que nos ha regalado la creación entera,
con todos sus dinamismos y que nos sigue mirando con ternura. La fe no es como “cada uno se la entiende o se la maneja” porque si fuese así no sería fe, sino que sería ideología. Ese es el tercer error: que confundimos fe con ideología, por lo tanto, “cada
uno puede tener la fe que quiera” o “hay que respetar la fe de cada cual”. Pero yo digo, fundamentado en todo lo que he explicado anteriormente: si eso es así, no es fe, es ideología. La fe es la experiencia de Dios que cada uno tiene, por lo tanto, la experiencia
es distinta, pero no la fe=creencia, en un Dios Amor que se nos presenta en los acontecimientos de la vida.
Finalmente, y termino, este tema no es más que la expresión de lo que vivimos hoy en día: vivimos en una sociedad en la que nadie cree, pero todos creemos
a ciencia cierta en una serie de cuestiones. Aplicado a la religión cristiana, de entrada la ponemos en duda, la rechazamos e incluso, respondemos de forma visceral. Mi comentario no ataca a nadie, sino que manifiesta que el ateísmo
es producto de la desinformación y de la escasa formación que muchos de los bautizados, no cristianos, tienen. Porque si tienes una buena formación en lo que el Hecho Religioso supone, es decir, la experiencia de fe que las personas tienen, puedes decir que
no has tenido esa experiencia, pero no que Dios no exista. Dicho de otro modo, sin haber probado el sabor de una fruta y sin tener la oportunidad de probarla, eso me lleva a decir que dicha fruta no existe.
M.B.- cada religión es la concreción de esta experiencia del Hecho Religioso. Es la cultura, la geografía y la tradición la que presenta al ser humano una religión u otra, sin ser ninguna
absoluta, pues Dios es mucho más amplio y trascendente que no puede ser encerrado dentro de ninguna de las religiones que existen o han existido.
Termino, escribo esto con mucho cariño, porque veo que seguís con muchas inquietudes sobre este tema y me siento un poco responsable, sobre todo, porque tenéis en vuestras manos a los niños
de los grupos. De como entiendan a Dios, de como sean la experiencias de Dios que ayudéis a tener a estos niños, de como testimoniéis vuestra fe, dependerá el futuro de esta generación. Espero que podáis hacerlo mejor que la generación que os hemos acompañado,
porque nosotros aún estamos en ello.
Un gran abrazo a cada uno.