viernes, 25 de octubre de 2013 0 comentarios

MIEDO, MIEDO, MIEDO...


Hace poco veía una entrevista realizada a un compañero escolapio en donde se hablaba de pastoral. En una de las preguntas, él, valientemente, decía que tenemos realizada la reflexión, contamos con los medios, pero que no los ponemos en marcha porque tenemos miedo. Hay miedo, decía. No puedo estar más de acuerdo. Tenemos miedo, mucho, mucho miedo. 
Miedo a perder nuestros protagonismos. Cada uno de nosotros tiene su hueco, su lugar, en su trabajo, en su grupo de amigos, en su familia, en la sociedad entera... Un hueco que, seguramente, nos ha costado mucho conseguir. Si lo perdemos nos encontraríamos a la intemperie, sin elementos que nos aporten seguridad.
Miedo a otros planteamientos. Nos hemos hecho fuertes en nuestras ideologías, en nuestra forma de pensar. Tenemos muy aprendido nuestro propio discurso, nos encanta escucharnos a nosotros mismos; sobre todo en ese discurso que repetimos y que cada vez nos sale mejor. ¿Cómo vamos a cambiar ahora de discurso? ¿qué decimos ahora? ¿cómo dejar de deslumbrar a los otros con esa "claridad de ideas"?
Miedo a ser distintos. Todos deseamos ser únicos, nos percibimos a nosotros mismos de esta forma. Sin embargo, nada más triste que comprobar como personas únicas, distintas, apasionadas, con una gran cantidad de cosas que dar y por las que podrían luchar... se aburguesan, son domesticados por un sistema al que le encanta someter a los individuos.
Miedo al qué dirán, a fracasar. La opinión de los otros pesa demasiado en nosotros. Nunca lo reconoceremos, pero constanmente vamos mirando de reojo a los otros, la cara que nos ponen, lo que dicen de nosotros, lo que piensan... No podemos permitirnos el lujo de ser peores que los demás, de quedar por debajo, de fracasar en nuestras empresas (¿quién nos dijo eso?) Y nos esforzamos por cubrir unas expectativas que no son las nuestras, y que seguramente, no existen.
Miedo a que las cosas cambien. En definitiva, tenemos miedo a que las cosas cambien. Nos sentimos bien en nuestra mediocridad, cómodos en nuestro "no hacer nada". Ciertamente nuestro futuro es incierto, pero... solo nos contentamos con criticarlo y enfadarnos con los otros, que son los que tienen la culpa de nuestros males, después volvemos a lo de siempre, a ser espectadores de nuestra propia vida.
Y mientras tanto, nos hacemos los valientes: "¿miedo yo? ¡qué dices!" Y huele a caca. 
¡Sólo los valientes superarán este miedo! y comenzarán a VIVIR auténticamente. La vida no consiste en triunfar sino en caminar, en ser uno mismo, en luchar por los otros, en ser pobre y humilde, compartiendo con sencillez lo que tenemos y escuchando, escuchando mucho.
Te preguntarás por la razón de todo este miedo. Muy sencillo, todo este miedo surge porque nos hemos puesto a nosotros mismos en el centro de todo. Suponemos que todo depende de nosotros, todo gira alrededor de lo que YO pienso, YO siento, YO vivo, YO sé, YO, YO, YO... Y como experimento mi fragilidad, mi limitación que como ser humano poseo, tengo miedo, mucho, mucho miedo. 


jueves, 17 de octubre de 2013 0 comentarios

CREO SEÑOR, PERO AUMENTA MI FE


viernes, 11 de octubre de 2013 0 comentarios

AGUA, MUCHA MUCHA AGUA

Este viernes el pequeño colegio "Stefano Hotellier" ha cumplido tres años. En un enclave muy, muy popular, rodeados de niños, todos los del colegio, hemos celebrado su cumpleaños. Himno nacional de Bolivia e Himno del colegio, pequeños discursos de personalidades, en donde se veía el enorme cariño que sienten por el centro que educa a sus niños y agradecimientos al profesorado, pero sobre todo a la Iglesia que se ha fijado en la necesidad educativa del naciente barrio. Por eso, no ha faltado una pequeña oración-bendición del colegio y de todos los presentes. Ese era mi papel. El evangelio elegido por las escolapias y por mí no pudo ser otro que "Jesús puso en el centro a un niño" (Lc 9, 46-48).
Después de leerlo y unas palabritas, dirigidas sobre todo a los niños, en donde les dije que ellos eran los favoritos de Dios y los más importantes y que todos tenemos que ser como ellos, tocó la aspersión con agua a todos los presentes. Agua, mucha, mucha agua. Los niños la pedían a gritos, los mayores la buscaban, las mamás destapaban a sus bebes, y todos, toditos sin excepción, sonreian mientras inclinaban sus cabezas para recibir el agua bendecida. Una experiencia simplemente emocionante, el vivir junto a la gente sencilla la fe. Una fe que le fue transmitida por alguien que les indicó lo importante el agua, que limpia y purifica el alma. este gesto se repite al terminar cada eucaristía, no puede faltar, y viene acompañado casi siempre con un "gracias, padre".
Un gesto sencillo y lleno de fe, elegido para comenzar los festejos de nuestra (ya va siendo un poco mía también) escuela. Después bailes, muchos bailes, de cada clase y de los papás. Para terminar un poco de torta, una bien grande para cada clase. ¡Felicidades colegio Hotellier!

viernes, 4 de octubre de 2013 0 comentarios

VIAJANDO EN TRUFI

Este viernes he viajado por primera vez en trufi. Ahora, unos días después, cuando escribo esto, ya lo he hecho varias veces. Un trufi es una furgoneta en donde caben... los que entren. Cochabamba está repleta de ellos, solo tienes que ponerte en una esquina, saber el número que has de agarrar y esperar. Por unas monedas puedes ir a donde necesites, ya que para bajarte solo tienes que gritar "¡bajo!" y te para allá mismo. 
¿A dónde he ido? A unos 30 km de la capital, a un retiro de jóvenes de la pre-promo (5º de secundaria), a pasar la tarde con ellos jugando, compartiendo y hablando de la vocación, algo que todos compartimos y necesitamos reflexionar al menos una vez en la vida. Un grupo muy, muy simpático y agradable. Celebramos juntos la eucaristía y compartimos la cena. Nos despedimos con la promesa de volvernos a ver. ¿Cuándo? muy pronto, y seguramente iré a verlos viajando en trufi.

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THE WAY


En un campo solitario caminaba de madrugada una mañana
Todo estaba quieto y en silencio; había una oración en mi corazón. Me preguntaba

“En otras tierras más allá de estas colinas, más allá de mi pequeño mundo 
¿Cómo puedo llevar tu mensaje, e irradiar tu luz?”
Luego vinieron los vientos y la lluvia torrencial, y fui arrastrado,
Y tu voz tranquila hablaba en mi corazón, “Sólo tienes que seguir... yo te mostraré el camino.”
Un camino que se abre hoy bajo mis pies y se extiende más allá de mi vista, 
Y no conocía los días, los años, o lo que habría por delante. 
Un arroyo que desciende de una montaña elevada, flores, espinas, un viaje sin fin. 
En cada paso que daba te tuve allí a mi lado. 
Entonces llegó el día, cuando él te llamó por tu nombre, y te guiaron a su lado.
Y oí una voz que hablaba en mi corazón. 
No te quedes ahí mirando el cielo, no dejes pasar estos momentos, 
Un mundo hambriento y cansado te está esperando. 
La ruta es larga pero no tengas miedo, levántate. Ponte de pie y seca tus lágrimas, 
Voy a estar aquí a tu lado. Siempre. 

Aunque el camino era largo perseveramos, seguimos tus pasos.
Nos enseñaste cómo encontrar nuestro camino, y la forma de escuchar tu voz. 
Pero el día fue pasando y el sol comenzaba a esconderse.
Y estábamos cansados y tuvimos miedo a la noche que se asomaba... 
Luego vino la tormenta, estábamos todos solos. Tú parecías tan lejos.
Y no sabíamos a quién acudir... 
Y Tomás dijo: “¿Cómo podemos saber el camino?
No sabemos adónde vas. ¿No te quedas? 
¿Acaso no ves? Es demasiado para mí...”
“No tengas miedo. Ya conoces el camino.” 
No te quedes ahí mirando el cielo, no dejes pasar estos momentos, 
Un mundo hambriento y cansado te está esperando. 
La ruta es larga pero no tengas miedo, levántate. Ponte de pie y seca tus lágrimas, 
Voy a estar aquí a tu lado.
 
Voy a estar aquí a tu lado. Tú conoces el camino.
 
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