La casualidad, y la enfermedad de Pablo, ha hecho que llegue al colegio S. Rafael a dar unas clases. Cuatro periodos por la mañana y uno por la tarde me han ayudado a encontrarme por primera vez con los alumnos y alumnas de secundaria de este centro.
En primer lugar hay que destacar que es un centro de secundaria junto a otro centro de primaria, que funcionan en turno de mañana y de tarde, de tal forma que son en realidad ¡cuatro colegios distintos!. Para mi experiencia educativa, tan limitada a solo la española, esto me hace pensar que de entrada, la educación aquí es distinta, y vaya si lo es. Pero después de este primer acercamiento a la docencia en Bolivia, me doy cuenta que lo distinto es, quizás, la estructura, pues lo fundamental no cambia. Aquí, como en tantos lugares, la formación es importante, la ilusión por contribuir en la construcción de sociendades y, por lo tanto, en el compañamiento de personas, es una de las cosas más importantes. Dicen los expertos que vivimos en una gran crisis de valores, (yo me pregunto, cuándo no hemos vivido en una gran crisis de valores) pero casi nadie hace nada por colaborar en la solución de este problema. Y en todo esto, aquí estoy yo, frente a 30 chicos y chicas bolivianos, sin apenas conocer sus nombres, ni su historia, ni sus sueños ni esperanzas... ¿cómo podremos ayudarles a que vayan encontrando su lugar en el mundo, como acompañarles en su proceso de formación que les proporcione herramientas suficientes para enfrentarse a los problemas de la vida? Calasanz lo intuyó. "El Evangelio es nuestra fuerza", el ser personas formadas y preparadas para esta misión a la que la Iglesia nos envía, el vivir en comunidad de hermanos que compartimos y nos ayudamos... y el no desfallecer.
Estoy cada vez más convencido que la manera de liberar al ser humano de sus esclavitudes, de cambiar el mundo y de conseguir la felicidad para todos, es la educación. Desde aquí quiero animarnos todos a continuar en esta tarea, a veces desagradecida y llena de dificultades, pero tan necesaria, tan meritoria, tan útil, tan de conforme a la razón y tan de agradecer... hoy, como hace 350 años, cuando un viejito llamado Calasanz, se embarcó en esta aventura. ¡Ánimo a todos! porque ¡ESTAMOS POR TÍ!!!!!