lunes, 30 de septiembre de 2013 0 comentarios

CLASES EN S. RAFAEL

La casualidad, y la enfermedad de Pablo, ha hecho que llegue al colegio S. Rafael a dar unas clases. Cuatro periodos por la mañana y uno por la tarde me han ayudado a encontrarme por primera vez con los alumnos y alumnas de secundaria de este centro.
En primer lugar hay que destacar que es un centro de secundaria junto a otro centro de primaria, que funcionan en turno de mañana y de tarde, de tal forma que son en realidad ¡cuatro colegios distintos!. Para mi experiencia educativa, tan limitada a solo la española, esto me hace pensar que de entrada, la educación aquí es distinta, y vaya si lo es. Pero después de este primer acercamiento a la docencia en Bolivia, me doy cuenta que lo distinto es, quizás, la estructura, pues lo fundamental no cambia. Aquí, como en tantos lugares, la formación es importante, la ilusión por contribuir en la construcción de sociendades y, por lo tanto, en el compañamiento de personas, es una de las cosas más importantes. Dicen los expertos que vivimos en una gran crisis de valores, (yo me pregunto, cuándo no hemos vivido en una gran crisis de valores) pero casi nadie hace nada por colaborar en la solución de este problema. Y en todo esto, aquí estoy yo, frente a 30 chicos y chicas bolivianos, sin apenas conocer sus nombres, ni su historia, ni sus sueños ni esperanzas... ¿cómo podremos ayudarles a que vayan encontrando su lugar en el mundo, como acompañarles en su proceso de formación que les proporcione herramientas suficientes para enfrentarse a los problemas de la vida? Calasanz lo intuyó. "El Evangelio es nuestra fuerza", el ser personas formadas y preparadas para esta misión a la que la Iglesia nos envía, el vivir en comunidad de hermanos que compartimos y nos ayudamos... y el no desfallecer. 
Estoy cada vez más convencido que la manera de liberar al ser humano de sus esclavitudes, de cambiar el mundo y de conseguir la felicidad para todos, es la educación. Desde aquí quiero animarnos todos a continuar en esta tarea, a veces desagradecida y llena de dificultades, pero tan necesaria, tan meritoria, tan útil, tan de conforme a la razón y tan de agradecer... hoy, como hace 350 años, cuando un viejito llamado Calasanz, se embarcó en esta aventura. ¡Ánimo a todos! porque ¡ESTAMOS POR TÍ!!!!!


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EDUCADORES EN LA FE, EN ANZALDO

Hay varias cosas que he encontrado en Bolivia que están marchando con ritmo propio. Una de ellas es el curso de monitores-catequistas que forme a un nutrido grupo de universitarios para comenzar el año que viene las etapas del Movimiento Calasanz con los más pequeños.  Actualmente, el Movimiento Calasanz de Bolivia cuenta con tres grupos de universidad y uno de discernimiento. Anzaldo fue el lugar desigado para tener este encuentro que comenzó el sábado a medio día y terminó el domingo tras la comida. 
Esto de hablar de la experiencia de Dios a otros, siempre es dificil. Para tener experiencia hay que ponerse en camino, hay que dejar que "el objeto de estudio" te toque en lo más profundo. Si esto no se ha dado, la conversación se tornará superficial y en una sola dirección: la teoría, que es lo que deseamos evitar. 
Esta es la misión de las Escuelas Pías en todo el mundo: anunciar el Evangelio de Jesús a todas las personas, dedicándonos especialmente a la educación y promoción de los niños y jóvenes. Para ello, la herramienta fundamental que poseemos es la experiencia de Dios, una experiencia personal e íntima de un Dios que nos sale al encuentro en cada niño, en cada joven, en cada persona... que exige de nosotros una palabra, una caricia, un abrazo. Y esto no lo podemos dar desde la teoría. ¡Ya basta de teorías! ahora es el tiempo de la práctica, de la experiencia. Es tiempo de amar y dejarse amar, es el tiempo de dejarnos acompañar unos con otros. ¿Es este el espíritu de la pastoral? Puede ser que si. Lo iremos descubriendo poco a poco.

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A TODOS MIS AMIGOS/AS

"Enanitos verdes" es un grupo boliviano. Que lo disfruten.
miércoles, 25 de septiembre de 2013 1 comentarios

PADRE

Dentro de la tradicción de la Iglesia, a los religiosos y sacerdotes se les suele llamar "padre", de la misma forma que a las religiosas se las denomina "madre", para después utilizar su nombre. Esta denominación, que quizás entra en contradicción con el Evangelio, en donde Jesús aconseja no dejarse llamar padre por nadie, está muy enraizada aquí. En dos días en Bolivia me han llamado más veces "padre" que en toda mi vida. Como es la costumbre aquí, no seré yo quien diga como me han de llamar, pero francamente no me encontraba a gusto con ello hasta... que conocí a Julio Cesar. 
Cenando en el internado de Morocomarca, Julio Cesar se sentó a mi lado y comenzamos a conversar. Rodeados de niños pequeños, con él la conversación subió un poquito de nivel, ya que es un chico de 3º de secundaria. Casi sin yo pedírselo, me cuenta su vida. No ha conocido a su papá, cree que se marchó cuando era muy pequeño. Tampoco tiene mamá, porque murió hace unos años. Vive en el internado y en vacaciones va con unos tíos. Me llama "padre" todo el tiempo y me mira, aunque no directamente. Me dice que está muy bien en el internado y, por varios comentarios que hace, descubro que siente una gran veneración y cariño por el Padre Jesús, director del internado. Le prometo volvernos a ver, ya que me quedaré en Bolivia y se le iluminan los ojos. Cuando me marcho, me da un pequeño abrazo. 
Estos días, casi una semana después de haberlo conocido, siguen llamándome "padre", pero ahora siento que es distinto (¿acaso el distinto soy yo?). Cada chaval con el que me cruzo, con cada conversación, con cada mirada, observo que existe una relación de paternidad entre el escolapio y los muchachos y muchachas. A muchos de ellos les falta uno de sus padres o puede  que ambos, y estamos llamados a ser padres para ellos. Unos "padres" cercanos, cariñosos y exigentes, preocupados por su futuro y con tiempo para estar con ellos. Esta es la "paternidad" que Calasanz recomendaba a los religiosos en las escuelas y que es tan dificil vivir, ya que existe la tentación de creerse superior. Este es el peligro que denuncia el Evangelio y del que siempre hemos de huir. Sin embargo, los escolapios siempre hemos sido distintos en esto. Este es el secreto de la castidad: no centrarse en los propios hijos, sino en todos, especialmente en aquellos que no tienen padres, que están solos y/o abandonados, bendiciéndolos y protegiéndolos de los peligros del mundo, como solo Dios, el Padre de todos lo hace. Aquí, como en otras partes, hay niños y jovenes que tienen hambre de cariño paterno, de sentirse protegidos y de encontrar a una persona a la que llamar "padre". Es una responsabilidad, pero a la vez una alegría. Es la misión a la que nos llama el mundo y la Iglesia y la que, con mucha alegría, asumimos los "padres".
martes, 24 de septiembre de 2013 0 comentarios

LA VIDA ES VOCACIÓN


domingo, 22 de septiembre de 2013 4 comentarios

COLEGIO "STEFANO HOTELLIER"

En ciudades como Cochabamba también existe la periferia. Y como siempre, personas de buen corazón quieren poner su granito de arena. Es el caso de una familia italiana, los Hotellier, que ante la prematura muerte de su hijo Stefano quisieron edifiar un colegio para que los niños más desfavorecidos pudieran disfrutar de una educación que los ayudase en la vida. En colaboración con el arzobispado de Cochabamba, el colegio vió la luz hace dos cursos. Es aún un colegio pequeño, muy, muy pequeño, con solo cinco niveles educativos (kinder, que es equivalente al infantil de 5 años español, primero, segundo, tercer y cuarto de primaria) en dos líneas, A y B. En este colegio todo se ha hecho por donación: el edificio, el mobiliario, el material... todo. Y desde hace dos cursos, las Madres Escolapias trabajan allí. Nos dicen que es dificil el trabajo en este colegio, ya que hay que educar a los niños en lo más básico, incluso hay que enseñarles a jugar, a compartir, a escuchar, y tantas cosas que parece que están sabidas, pero que aquí no hay que dar por supuesto.
Hemos venido a compartir la tarde con los alumnos y alumnas de 4º de primaria, pero aparecen de todas las edades, incluso mamás con sus carritos. Jugamos, contamos cuentos, cantamos y bailamos. Una tarde increible. Lo mejor: la sonrisa de los niños y una merienda a base de gelatina y bizcocho.
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DE CONVIVENCIA CON LOS DE 4º DE ANZALDO

Volvemos de Cocapata a toda velocidad, nos esperan los de 4º de secundaria de Anzaldo en casa. Han venido para tener su primera convivencia vocacional. Los hemos invitado a pensar sobre su propia vida, les hemos propuesto pasar día y medio viviendo con nosotros, compartiendo nuestra forma de ver la vida y experimentando la vida comunitaria en fraternidad de hermanos. Han respondido 13 chavales y 9 chavalas. Las chicas van a la casa de las escolapias y los chicos se quedan con nosotros. Cuando llegamos con el coche están merendando, se han duchado y estan casi listos para comenzar la convivencia. Es día y medio intenso, en donde descubro como ven ellos la vida, como, rezando juntos, buscamos al mismo Dios. En sus sonrisas descubro un brillo distinto. Pienso en los chavales con los que he compartido tanto en España los últimos años y veo que son como los que tengo delante. No somos tan distintos. Terminamos la convivencia en el colegio "Stefano Hotellier" todos juntos. Las chicas son más timiditas, pero pronto se lanzan a jugar y estar con los niños. Los chicos, avergonzados también, después de cantar y bailar un poco, también juegan. 
Cuando nos despedimos, una promesa en el aire: continuar la experiencia. Seguir descubriendo como ser mejores personas, prepararse para el futuro y dejarse acompañar en su propia vocación. 
viernes, 20 de septiembre de 2013 2 comentarios

LO MEJOR DE BOLIVIA

Al presentarme a los alumnos de Cocapata de 4º y de 6º de secundaria, les pregunté que era lo mejor de Bolivia, de qué tendría que enamorarme de este país. Los de 4º se quedaron callados, no sabían, pero los de 6º, más mayores me dijeron dos cosas: de sus paisajes y de su clima. Efectivamente, los paisajes son increibles y el clima es estupendo. Les dejo unas cuantas fotos para compartirlo con ustedes.
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FERNANDO, DE COCAPATA

Creo que mi nombre no es muy común en Bolivia, pero ha hecho falta cuatro días para que me encontrase con el primer Fernando boliviano. Ha sido en Cocapata, a donde fuimos este viernes (ya sabéis: salida a las 4 de la mañana, carreteras de montaña, paisajes deslumbrantes...) cuatro horas de ida y cuatro de vuelta. A las 18 estabamos de vuelta en Cochabamba porque teníamos una convivencia con muchachos de Anzaldo.
Fernando llegó al internado de la mano de Mª Elena. "Este muchacho se yama como vos, Fernando...", me dice, (es argentina). Y me pongo a hablar con el chaval. Tiene 13 años y está en 1º de secundaria; viene con el uniforme del colegio: pantalon y chaqueta azúl marino sobre camisa blanca. Muy elegante. Me mira con ojos tímidos y media sonrisa. Quiere estudiar, le gusta estudiar, me dice. Para mí es una novedad, nadie en España me había dicho nunca estas cosas. "¿Quieres ir a la universidad?", le pregunto, y me dice que si, pero en su respuesta intuyo que hay algo más. Supongo que el muchacho es consciente de la limitación económica que seguramente hay en su familia. Lo animo y le digo que no se preocupe, que estudie y que hay muchas posibilidades, que le ayudaremos como estamos ayudando a otros de Cocapata que hay en la universidad de Cochabamba. Sonrie. Mª Elena, que ha estado cerca, me dice que hay algo más. Fernando le ha dicho por el camino que le gustaría ser "padresito". Lo miro sorprendido, aunque intento que no se me note mucho. "¿Sí?" le pregunto, "sí" me responde, con la voz y la cabeza. Seguimos hablando.
Después, en el coche, de vuelta, pienso en mi nuevo amigo. ¿Por qué un chico de Bolivia quiere ser escolapio y en 1º de secundaria ya lo manifiesta?, ¿por qué en cuatro días en Bolivia, tres muchachos me han dicho que quieren ser escolapios en el futuro?... La respuesta está llegando en estos días, cuando veo como viven y trabajan los escolapios aquí. No paran de trabajar, de estar con los muchachos, en los internados, en la parroquia, en los grupos de catequesis, en el colegio... también hablando con ellos, haciendo de padres, amigos, hermanos y compañeros. Preocupandose por ofrecerles un futuro distinto que les lleve a ser mejores, a trabajar por el bien de su país. Es por eso, que los muchachos de aquí quieren ser como ellos, quieren ser escolapios. Perciben de forma muy clara que se puede vivir para y por los demás y que ese trabajo ha ido transformando sus vidas. Se sienten profundamente agradecidos, y desean responder a lo recibido ofreciendose para ser "padresito" que continúe trabajando por los niños bolivianos. 
Este trabajo no es diferente al que se realiza en otras partes del mundo. Los escolapios trabajamos de la misma forma, y con el mismo espíritu, buscando siempre lo mejor para los muchachos y muchachas con los que compartimos nuestra vida. Pero este trabajo quizás no se vea tan claramente como aquí. Posiblemente en otros lugares hay otros intereses, otras distracciones que hacen que no se vea con claridad nuestro trabajo. 
Pero no trabajamos para que se nos vea, sino por el bien de los niños y jovenes. 

Por ellos y para ellos es mi música, Señor.
Hazme tu instrumento
y que sea capaz de cuidarles 
como solo Tú nos cuidas.

No sabemos si dentro de unos años habrá un nuevo escolapio llamado Fernando, de Cocapata. Pero lo que si sabemos ahora mismo, es que hay unos chavales que necesitan de nuestro trabajo y cariño. Tantos y tantos, a lo largo de todo el mundo, que mi vocación se ensancha. ¡Sigue, Señor, conmoviendo corazones generosos que lancen a trabajar por el bien de los muchachos!
lunes, 16 de septiembre de 2013 4 comentarios

MOROCOMARCA

Apenas unas horas después de llegar, a las 4 y media de la mañana, nos pusimos rumbo a Morocomarca. Juanmari, Mª Elena (escolapia) y yo, montados en un todo terreno viajamos a lo largo de una serie de carreteras y caminos para, a las 11, llegar a Morocomarca, donde tenemos un internado y una escuelita. 
El pueblo es minúsculo, apenas 50 habitantes. Sí, 50. Y tanto la escuelita como el internado están ente un par de pequeños barrancos. Para pasar del pabellón de secundaria al de primaria hay que pasar por un sitio que... ¡hay que hacer equilibros!
Pero lo mejor de todo son, siempre, las personas. Allá están dos escolapios, Jesús y Domingo, además de Sacarías, que es miembro de la Fraternidad escolapia de Bolivia, y Mª Luisa, una entrañable voluntaria boliviana. Entre todos atienden al internado: unos 90 niños y niñas de diferentes edades, desde los 7 hasta los 17 años. También un grupo de profesores, pero la mayoría viven entre semana en un cuartito y luego marchan a sus casas que no suelen estar lejos en coche. 
Pasamos por las clases saludando a los cursos de secundaria (secundaria y bachillerato es lo equivalente en España) e invitándoles a una actividad que queríamos tener con ellos por la tarde. Mi sorpresa fue enorme cuando Mª Elena comenzó a cantar canciones de misa en la clase de 3º, si, 3º de secundaria. Y los alumnos/as la seguían. Emocionado, comencé en las siguientes clases a cantar con ellos y a hacer algo que no se me da del todo mal: vacilarles. Lo pasamos muy bien y nos reimos mucho.
Por la tarde, tras la comida, celebramos la eucaristía todos juntos en el internado. Cantamos y nos reimos. Después, ya solo con los mayores, desde 4º hasta 6º (4º eso, 1º y 2º bch), hicimos una serie de dinámicas y algún juego para conocernos un poco más. A mí casi me da un ataque al comenzar a correr, ¡estamos a 3.890 metros! Me tuve que tranquilizar un poco. 
Pasamos a algo un poco más serio y a través de un video hablamos, por grupos, sobre ser luz en el mundo y sobre comprometernos en el encuentro de nuestra propia vocación. Terminamos bailando (¡bailando!) la canción "Celebra la vida" y volviendo a reirnos. Terminamos casi a la hora de cenar. Antes compartimos un rato informal, en donde me tomaron en brazos para ver cuanto pesaba e insistieron en que bailase un poco. Perdí la compostura totalmente, pero fue un momento muy divertido. 
Esta primera visita a Morocomarca ha sido muy interesante, por lo que os he contado y por otras cosas que se me quedan en el tintero. Un lugar apartado pero muy necesitado de la presencia escolapia y del acompañamiento a los niños y a los jóvenes. Espero volver pronto, porque me espera mi nuevo amigo Ruben y algún otro.
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RUMBO A BOLIVIA

El domingo 14 de septiembre fue para mí el último día que estuve en España. Después de la celebración de la eucaristía de la Comunidad Cristiana Escolapia del domingo pusimos, Juanjo, Efren y yo, rumbo a Madrid. Allá llegamos como a las 20.00 horas. En el aeropuesto nos esperaban Marcos y un buen grupo de personas que pertenecen al Voluntariado Misionero Calasancio, venían a despedirle. No tuvimos mucho tiempo para despedidas largas, que además no son de nuestro estilo. Tras facturar las maletas nos adentramos en ese misterioso mundo que hay tras la puerta de control de pasajeros. Yo estaba deseando que el scaner denunciase mi "hinflador de globos" para reirme un rato... pero no coló, ni en España ni en Bolivia. Esto me hace pensar: ¿la gente viajará muy a menudo con dicho objeto o es que es tan conocido por los trabajadores de aduanas que no destaca en absoluto? Este es uno de los misterios que temo no podré ver resuelto en bastante tiempo.
El avión salió con tan solo media hora de retraso, las 00.30 horas, ya del lunes 15 de septiembre. Un vuelo de 11 horas y media de duración hasta Santa Cruz de la Sierra. El trayecto lo hicimos sin apenas turbulencias. Una delicia de viaje, la verdad.
El pequeño caos que presenciamos, Marcos y yo, a nuestra llegada respecto a la maletas no nos hizo perder nuestro ánimo, aunque tardamos tanto que quedamos los últimos de la fila que pasaba por inmigración (una nueva experiencia que todo europeo tendría que pasar, para una cura de humildad...). Finalmente pasamos, volvimos a facturar el equipaje, esta vez incluido el de mano, que era demasiado grande para el avión que nos llevaría a Cochabamba. 
Sin embargo, tardamos tres horas de más para terminar nuestro viaje. Tiempo que tuvimos que pasar en el aeropuerto esperando el avión que, por motivos técnicos, no estada disponible. 
Finalmente, a las 11.30 horas volamos a Cochabamba para aterrizar una hora depués. Cuando estuvimos listos, con nuestras maletas, salimos afuera de la terminal. Allá, con un tiempo primaveral, casi con calor, nos esperaba Juanmari que, pacientemente, habia esperado todo ese tiempo en el aeropuerto.Subimos al coche y dejamos a Marcos en la parroquia San Rafael, con Fernando Gallo, y terminamos en la comunidad de formación. 
Ocupando mi nueva habitación y comunicándome con mis seres queridos, terminó este primer capítulo de esta nueva aventura. Ha sido increible, a la vez que tremendamente normal. Como en unas horas simplemente estás en el otro lado del mundo. Desde aquí os hablaré ahora, compartiendo con vosotros esta pequeña gran aventura que comienza hoy.

viernes, 13 de septiembre de 2013 0 comentarios

LIGERO DE EQUIPAJE

Desde hace unos días estoy recogiendo mi habitación, guardando cosas y tirando a la basura otras. Todo es importante, por eso lo tenía... y sin embargo, cuantas cosas no son en realidad tan importantes. Cuando me embarqué en esta aventura de seguir a Jesús sabía que quedarían atrás, con el tiempo, muchas cosas. Ahora lo veo mucho más claro. No son las cosas materiales las que nos hacen ricos, ni los objetos, ni la ropa, ni siquiera los miles de folios que tenía, con montones de programaciones, exámenes, trabajos, ideas... No. Lo que nos hace realmente ricos son las experiencias que nos liberan cada vez más de lo que no es importante. Doy muchas gracias a Dios por haberse fijado en mí, por llamarme y por desinstalarme de vez en cuando. 

Padre,
me dejo en tus manos,
tóma lo que sea útil, 
lo demás, deshéchalo.
Padre,
aquí estoy, 
iluminame para discernir lo importante de lo superfluo.
Padre,
acompáñame en mi caminar,
ligero, siempre, de equipaje.
lunes, 2 de septiembre de 2013 1 comentarios

SE CIERRA UNA ETAPA

Como en tantos momentos de la vida, se cierra una etapa y se abre otra. Lo que ha sido para mí hasta ahora la misión como escolapio me brinda un nuevo horizonte: Bolivia. A partir del 15 de septiembre volaré a esas tierras en donde comenzaré una nueva etapa de mi vida. Atrás quedó Madrid, Granada y sobre todo Sevilla. Atrás quedan. Esta es mi vida, y a lo que Aquel de quien me he fiado me envía. Pero no parto solo. Me acompañan tantos y tantos amigos que no me caben en la maleta, pero sí en el corazón. No, solo jamás. Ahora me esperan los niños bolivianos, los jóvenes de aquel pais y mis hermanos que ya están trabajando en aquellos lares. ¿Qué ocurrirá? solo Dios lo sabe. De lo que estoy seguro es que será una aventura apasionante.
 
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