miércoles, 13 de noviembre de 2013

"NO SOY FELIZ"...

Los que me conocen saben que me gusta ir haciendo una lectura creyente de la realidad. Me gusta ir rezando con lo cotidiano y poner delante de Dios lo que voy viviendo y las experiencias que voy teniendo. Por eso, la eucaristía es un momento en el que me siento profundamente en conexión con Dios, a través de su Palabra y de la realidad cotidiana. En muchas ocasiones me he visto sorprendido por la Palabra que, "casualmente", ilumina la realidad de forma increíble. Ayer viví uno de estos momentos, de forma sorprendente e inesperada. Celebrando la eucaristía con los niños y niñas de 4º de primaria del "Stefano Hotellier", celebrando que algunos ya han hecho su primera comunión y, para evitar que sea la última, compartimos entre todos la homilía. Los niños siempre dicen cosas interesantes y profundas, sobre todo ante el pasaje del Evangelio en el que Jesús pone a los niños en el centro y dice que son los más importantes en el Reino de los Cielos. Ante los piropos que les estaba echando, una niña, muy seria y mirándome directamente a los ojos me dijo: "yo no soy feliz". Llevado por el momento, le pregunté en que consistía su infelicidad. Pensé que estaría enfadada con alguna amiga, le iría mal en clase, habría ocurrido alguna desgracia en casa... Pero ante mis preguntas, un poco disimuladas, porque todos los demás estaban escuchando, la niña insistía con la misma frase: "no, no soy feliz". 
Cuando terminó la celebración la busqué y le pregunté, sin mucho éxito. Me dejo plantado y no respondió a mis preguntas. Finalmente lo supe: una situación familiar muy, muy difícil. Esta niña, de apenas 7 años, no es feliz por eso.
Evitado emitir ningún juicio, me toca enormemente el corazón. ¿Cómo es posible? Fue un jarro de agua fría que me hizo poner los pies en la tierra y descubrir al tristeza de los niños, la infelicidad en la que muchas veces viven. Algunos adultos expresan en voz alta: "ojalá volviera a ser niño, porque ellos no tienen problemas". Y yo me pregunto: ¿es eso cierto? Porque si lo fuese, no existiría una niña que te dice directamente, sosteniendo tu mirada: "no soy feliz".

2 comentarios:

Marian Piniella dijo...

Seguro que de alguna manera la habrás ayudado. Estás haciendo un trabajo incomiable. Ánimo.

Fernando Luque dijo...

Gracias por tus ánimos, un saludo!

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